jueves, 9 de diciembre de 2010

Cine para la tolerancia: Slumdog Millionaire.


Película: Slumdog Millionaire.
Director: Danny Boyle.
Actores: Dev Patel.
Año: 2008.
  • Genial película de Danny Boyle, director para el que cada filme es más un ejercicio de dirección que una búsqueda de estilo. Con esta película derrocó en los Óscar de 2009 a David Fincher y su película de madurez "El Curioso Caso de Benjamin Button". Y lo hizo con un largometraje de menor presupuesto que el sueldo de Brad Pitt en esta.
  • Narra las aventuras y desventuras de Jamal (Dev Patel), un chaval indio, que acaba participando en la edición del mismo país de ¿Quién quiere ser millonario?, por un premio de 20.000.000 de rupias. Sorprendentemente, cada una de las preguntas encuentra respuesta en los sucesos que han tenido lugar en su vida.
  • Mediante este tipo de narración, a base de flashback, se nos sitúa la vida de Jamal, en la India.
  • A pesar de lo que pueda parecer, se hace a un ritmo trepidante, que mantiene la tensión en todo momento. Esto a su vez favorece meterse en la piel del protagonista y, sobre todo, en la recreación del ambiente de su país, que no olvidemos que es el segundo más poblado del mundo y el que mayor concentración de pobres posee. 
  • Así, los robos a turistas, la venta ilegal y los conflictos tanto en las castas como raciales, e igualmente religiosos son el pan de cada día. Es la ley del más fuerte.
  • A pesar de que esta película es bastante azucarada en su final, lo que es un claro guiño a la necesidad de Óscar, ilustra bastante bien la lucha del protagonista en un ascenso que va, desde buscar chatarra en vertederos a ser un simple secretario en una empresa de telecomunicaciones.
  • Algo a destacar de la película es a lo que se llega por amor. El protagonista pasa muchas veces frente a la muerte, sacrificándose continuamente y malviviendo, pero nunca sin olvidar para lo que está luchando. Por tanto, aunque no dejen de pisotearle, se limita a seguir buscando una bocanada más de aire. A vivir por la esperanza de volverla a ver. 
  • Y es algo que veo en muchos de mis compatriotas, que no dejan de partirse el espinazo para poder mandar unos euros más a sus casas, a pesar de las condiciones insalubres o ser casi esclavizados. El amor lo puede todo.

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