miércoles, 27 de octubre de 2010

¿Cuántas palabras para una imagen?: Parte 3, niños.

Hoy es el turno de los que se suelen denominar por aquí "los más pequeños de la casa". En este caso, los más pequeños, porque aún no han encontrado una casa o simplemente un lugar en el que establecerse. La migración infantil se encuentra en un peligroso auge en los últimos años, especialmente en latinoamérica.


En la imagen vemos a tres niños: uno descansando y otros dos comiendo algo. Se encuentran junto a las vías del tren, incluso sentados sobre ellas. Aquel que yace lo hace sobre unos cartones.

Se nota que se encuentran en puro tránsito. A pesar de ser niños, sus miradas miran hacia delante. No miran atrás ni se apoyan en nadie. Su vigor es lo que les impulsa a continuar.
Sus ropas son humildes, su comida insuficiente. Su valor incalculable.
¿Qué son las vías del tren si no las vías que nos guiarán a algo mejor? No es que no vean el peligro de estar en esas vías y quizá ser atropellados. Es que es el menor de sus problemas ahora mismo. Aún así, no se achantan. En ninguno de los rostros se puede apreciar gesto de temor, trascendental... solamente miran el camino que deben seguir para llegar. ¿Dónde? Eso aún no es posible saberlo. ¿Será mejor? Quién sabe. Pero mientras puedan andar, mientras quede la esperanza, mientras mirar hacia delante sea posible, habrá que continuar.
Que no se me malinterprete. No digo que hagan el camino partiendo de la felicidad. Digo que la inocencia de estos chicos son sus pies. La esperanza su camino. Y mejor será no mirar atrás para averiguar lo que les llevó allí. Por eso piensan en presente y futuro, porque lo que se intenta evitar, evitado queda.

¿Desde cuándo la madurez depende de los días que se haya visto pasar? ¿De los conocimientos adquiridos? Lo que nos hace madurar es aquello que no nos ha matado y nos ha hecho más fuertes. Aunque quizá no hayan leído un libro en su vida, podrían darnos clases durante toda una eternidad. Y es que, cuando estos niños sean conscientes de lo que han pasado, deberían sentirse orgullosos. No dejaron nada atrás. Siempre miraron hacia delante para forjarse unos sueños. Quizá no disfrutaron de una infancia. Pero, ¿qué es la infancia si no una burbuja en la cuál no se es consciente de lo que te rodea?

En la imagen, se ven niños. Pero yo seguiré viendo adultos

Foto prestada de: http://www.infanciahoy.com/imgnoticias/infanciahoy.com_5602_tapa_1462010_13722.JPG

martes, 26 de octubre de 2010

¿Cuántas palabras para una imagen? : Parte 2, mujeres

Segunda parte, dedicada a las mujeres. A pesar de no ser formar parte significativamente de la población activa en la época, igualmente fueron afectadas por los capítulos traumáticos (guerras, éxodos...) que azotaron el mundo en el S.XX, y de hecho, siguen azotando. La imagen escogida es la siguiente: 


En la imagen tenemos a un grupo de mujeres empujando un carro repleto de maletas en lo que parece ser un puerto. Van vestidas de manera sencilla, lo que supone un contraste con lo señorial del edificio que enmarca la fotografía. Aún así, los escombros de la zona derecha denotan que incluso la zona está materialmente perjudicada.

He escogido esta imagen para resaltar el papel de la mujer en la migración. Especialmente en la época en la que está tomada la foto, siempre se ha menospreciado el papel de la mujer, en el sentido de que no pertenecía en su mayoría a la clase trabajadora, limitándose a un papel secundario de ama de casa, madre y amante. Sin embargo, ¿quién está tirando del carro? ¿Quién se ha echado las maletas a la espalda y está cargando con todo? ¿No es acaso ese carro la propia metáfora de la vida? 

En la migración, el movimiento es vital. Pero no podemos olvidarnos de que hace mucho que dejamos de ser nómadas para convertirnos en sedentarios. Nuestros recuerdos, nuestras vidas, todo aquello material que incluso nos permite sobrevivir se encuentra vinculado a un lugar físico. Al hogar. Lo que están haciendo estas mujeres es facilitar el tránsito. Llevarse una vivienda a cuestas para hacernos sentir, más allá de las fronteras, como en casa.
Y es que eso es calidez maternal. Y es que madre no hay más que una que lo da todo por nosotros. Incluso a miles de kilómetros, nos hacen sentir en casa. Aunque eso haya conllevado cicatrices en la espalda. Aunque las noches sin dormir por acunarnos en vuestro regazo se hayan prolongado. Esperemos que pronto podáis ser vosotras las que descanséis. Esperemos que pronto otros tomen el testigo. Vuestro papel fue igualmente básico. 
Gracias por regalarnos un hogar. Gracias por ser, en vosotras mismas, un lugar lleno de esperanza.

lunes, 25 de octubre de 2010

¿Cuántas palabras para una imagen? : Parte 1, hombres.

Disculpen por no actualizar con más prontitud, pero ultimamente ni paro por casa ni tengo tiempo para hacer más entradas. De hecho, esta semana destinaré el blog a unicamente a una actividad que nos han mandado en Sociología. Además, esta me ayudará a abstraerme un poco de mi rutina. No ha habido cambios significatvos, pero aún así, prometo hacer una entrada (y acabar con la serie Estado de Bienestar) para la semana que viene.

La actividad consiste en buscar fotos relacionadas con la emigración (fijáos que casualidad) y comentarlas. La serie ''¿Cuántas palabras para una imagen?'' constará de tres entradas: una sobre hombres, otra de mujeres y la última de niños. Sin más dilación:

                  Emigrantes españoles en Holanda (década de los 60)

En la imagen podemos apreciar un grupo de hombres sentados en torno a una mesa, en lo que se asemeja a un bar, en actitud alegre y jovial, algunos sonrientes y otros a los asuntos del grupo o en pura introspección. Si bien la imagen está dominada por hombres, y de eso se trata, se ha "colado" la que parece ser la camarera en la imagen. Aún así, se aprecia un ambiente dominado por hombres en actitud distendida.

He escogido esta imagen dado que siempre que hablamos de emigración, siempre que buscamos imágenes sobre ella, parece que prevalecen aquellas que ilustran la crudeza del tránsito, lo patético del llanto y el temor al futuro, sin dejar lugar a la felicidad (quizá no sea el término correcto, se acepta resignación o esperanza) que puede suponer dejar atrás lo que sería la muerte o pobreza seguras, mirar hacia delante e intentar ayudar a los tuyos o a uno mismo. Si bien los comienzos son malos (como hemos demostrado los supervivientes), conforme pasa el tiempo en estos países extraños para nosotros, fríos en ocasiones, tan normales para la gente en general; comenzamos a sentirnos mejor. Comenzamos a sentirnos en casa. Y es lo que veo en esta foto. Estos señores abandonaron familias, su hogar. Dejaron todo atrás para buscar un futuro incierto. Por suerte lo consiguieron. Y si no es así, siempre podrán disfrutar de una cerveza juntos. Aunque algunas miradas conserven un inquietante atisbo de duda, de miedo. A pesar de que algunas miradas se encuentren perdidas en la incertidumbre, siempre podrán mirar a su compañero para volver a sonreir. Para continuar juntos. Porque ellos lo han logrado. Ellos han forjado un futuro mejor para los suyos, y para ellos mismos. Ojalá pronto se den cuenta. Quizá para la segunda ronda.

Foto prestada de:  http://www.emigracioneindhoven.dse.nl/someren2.JPG

viernes, 22 de octubre de 2010

Entendiendo el Estado de Bienestar: De la Sociedad de la Información (Parte 2)

(Viene de la parte uno)
Gracias a la expansión y a lo fácil de su acceso, los medios de comunicación, la forma de llegar a la información más reciente no es algo al alcance de unos pocos. Se ha socializado. Internet no es algo ajeno, los móviles de última generación se han hecho una constante (no es mi caso, ni siquiera tengo uno en blanco y negro -.- ). Toda familia española tiene una televisión. Lo que tomamos por informarnos no es otra cosa que entrar en ese gran entramado social. Y si fuera algo objetivo, algo no manejado por nadie; es decir, una cámara que simplemente enfocara la imagen o un robot que la narrara, no vería ningún problema en ello. La curiosidad es una condición humana innegable. Sin embargo, esas imágenes están enfocadas por alguien, y los guiones, así como las noticias, son escritos por "alguien". Y ese "alguien" va a determinar lo que queremos ver y lo que no-queremos ver. Pero, ¿de acuerdo a qué criterios lo hará? Ahora mismo se me ocurre uno muy sencillo:

Y€$, habéis acertado. El dinero.
Puede dar la impresión de que este artículo ha llevado investigación. Nada más alejado de la realidad. En efecto, hechos como el caso Clinton han necesitado de investigación, pero lo demás es experiencia diaria. Lo que me pregunto es por que nadie se da cuenta de esta manipulación cuando es algo tan tangible y constante. Es decir, por poner un ejemplo inventado:

-Imaginaros un artículo estúpido y pasado de moda que tenéis tirado en un trastero o una caja olvidada, de estas que incluso cogen humedades. Pues bien, es algo que hace tiempo comprásteis pero no le disteis uso, o simplemente, os cansásteis de él. Por ejemplo, unos pantalones ajustados de cuero del color más detestado. Pasa el tiempo y lo olvidáis, de tal forma que lo sustituís por otros. Llega un momento en el que resulta que la celebridad del momento lleva unos pantalones idénticos a una entrega de premios. Una celebridad en horas bajas que presenta un programa, también los lleva. La gente por la calle. La tele te dice que hay un boom con esos pantalones, que no quedan en ningún sitio. La chica o el chico que te gusta los lleva. Decides ir al centro comercial y hacerte con unos. Cuando llegas a casa, abres la caja mohosa o el trastero buscando unas fotos de cuando eras niño, y te encuentras esos pantalones. Y son idénticos.

¿Ha cambiado algo desde esos primeros pantalones que compraste a esos segundos? Sí, el bombardeo de información. Pues extrapolemos esto a todos los ámbitos. Político, económico, emocional... ¿cuántas frases supuestamente humorísticas -ciertamente soeces- se repiten porque las ha dicho el humorista del momento o el tertuliano de turno? ¿Cuántos líderes políticos son votados por su carisma en mítines televisados y no por sus capacidades reales para gobernar?

En definitiva, para los que seáis nuevos por aquí que aún estáis a tiempo: sed reacios al bombardeo de información. Aunque sea complicado. Aunque en ocasiones os sintáis inútiles en una conversación sobre la actualidad. Informaros vosotros mismos, contrastad varios medios. Pero con calma. Seleccionad noticias. Y lo más importantes: no os distraigáis por el titular del momento. Desde que he venido, hay una noticia semanal que ocupa todas las portadas. Y, sin embargo, ¿qué pasa con la situación interna de España? ¿Con todos los parados? ¿Han dejado de existir? Pues no. No os dejéis llevar por el humo de la actualidad. Quedaros con el poso de lo que de verdad importa.

                                           ESTO es noticia.

Y bien, ¿qué pensáis acerca de este tema? ¿Os ha gustado el artículo?

miércoles, 20 de octubre de 2010

Entendiendo el Estado de Bienestar: De la sociedad de la información (primera parte)

Tal y como anuncié, inicio hoy mi nueva serie de entradas tituladas ''Entendiendo el Estado del Bienestar'' en las cuales trataré aquellos temas que nos pueden llamar la atención más intensamente de esta nueva sociedad. El título se refiere a una de las frases que más escucho últimamente por la radio en el contexto de las reformas económicas universales, en las que suele reiterarse lo siguiente: "Se realizarán recortes en [insértese el ámbito aquí], pero garantizaremos el Estado de Bienestar". Para situarnos, haré una definición breve del tema después de mirarlo un poquito. Así, entendemos Estado de Bienestar como la respuesta que existió por parte de las naciones capitalistas hacia la antigua URSS y su comunismo. Y bien, ¿en qué pilares se asienta actualmente? Eso es lo que intentaré explicaros (y explicarme yo a su vez) gracias a estos articulos.

DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN:

Provengo de una tierra humilde, de una aldea humilde (Bojó, Venezuela).Siempre estuve alejado de la capital, quitando un par de veces que la visité durante un tiempo: para examinarme la primera del bachillerato en las pruebas nacionales y la segunda para hacerlo de las pruebas de acceso a la universidad que llamáis por aquí. Sin embargo, cuando uno acudía a la capital, el impacto no era tan fuerte. El acento era el mismo, el nivel económico no variaba en exceso, únicamente el sector mayoritario (mi pueblo, primario; ciudad, terciario). La gente continuaba con una influencia rural, a lo que hay que añadir que la opinión predominante era la favorable a Chávez. Pero no quiero centrarme en política, como haré en otra entrega de esta serie. Quiero centrarme en el impacto de la metrópoli en un neonato de lo urbano. Y este era casi inexistente. Es decir, la arquitectura resultaba imponente, pero la gente continuaba resultando llana como he expuesto arriba. Pensaba que Madrid sería igual. Ingenuo de mí.
                              Caracas.
Toda mi vida la había pasado en mi pueblecito, apenas sin salir de mi casa. Noticias como el cambio climático, los premios Nobel, la elección de Obama eran cosas que llegaban de oídas o a través de un transistor que por lo general únicamente se inundaba por la voz del presidente, lo que provocaba que fuera apagado a los 5 minutos al distraernos del quehacer diario.

Nada más llegar a Madrid, ya en el aeropuerto, todo el mundo estaba conectado a algo. Aquel a su celular. El otro a su ordenador portátil. Monitores con señores hablando y surcados de titulares por doquier. Por radiofonía se informaba de los últimos vuelos, de las últimas noticias. Las tiendas de revistas, abundantes, mostraban un catálogo de titulares que pugnaban por integrarse en las retinas. Los primeros cinco minutos cruzando lo que se conoce como "duty-free" del aeropuerto (desde Venezuela partí de un aeropuerto que enlazaba con Caracas, por lo que no entré en el de la capital venezolana) fueron los más estresantes y desconcertantes de toda mi vida. No sabía a que atender. No sabía que escuchar. Si las barritas de chocolate tal sólo tienen un 5% de materia grasa o que los malos hábitos de transporte han provocado un aumento de la emisión de gases invernadero en un 15% en la última década. La sociedad española, como expuse en un inicio del blog, llama la atención por lo que parece impasividad: se muestra continuamente en movimiento, en continua preocupación por algo, en una actividad que se prolonga a lo largo del día. Y es algo que al principio no entendí, pero que acaba comprendiéndose. La sociedad es bombardeada continuamente por información. Uno tiene que moverse rápido. Uno no puede quedarse atrás. Rezagarse, disminuir el ritmo supone desengancharse de la sociedad. El paso rápido, evitar el cruce de miradas no es más que la metáfora del intento de ir por delante de uno mismo, de intentar adelantarse al futuro. De predecir las noticias.
                              Terminal 4
Esta dependencia de velocidad, esta necesidad de previsión, es una dinámica en la que es peligroso involucrarse. Es decir, la "sociedad" te hace pensar que eres un privilegiado si posees un ordenador con conexión a internet, un móvil con conexión a internet, si puedes escuchar la radio desde tu mp3, si lees el periódico. Te cree superior si te mueves más rápido. Si estás al día. Si no te pierdes una.
Pero, ¿y qué es esa sociedad entrecomillada? ¿No es acaso únicamente un modelo autoimpuesto -por nosotros mismos-? Nada más alejado de la realidad. Ya en el siglo pasado, el periodismo comenzó a conocerse como el cuarto poder. Se demostró que podía demolerse una empresa únicamente con mala publicidad acerca de las extravagancias de su jefe. Que si el presidente del gobierno mantenía relaciones sexuales con una ministra este debía denunciado y apartado del cargo convenientemente (veasé Clinton). Sin embargo, en ese momento no existía una verdadera red que permitiera lo que era la utopía supuesta por los que denominaremos jefes de la información (magnates que poseían radios, periódicos...): manejar a la población.

Hoy existe.

(continuará)

P.D.: Respecto a mi vida, por si os lo preguntábais, todo está adquiriendo cierto equilibrio. Hay cosillas que ya os contaré, pero nada importante. Continuaré en otro momento que tengo que prepararme para ir a trabajar.  ¡ Hasta luego, seguidme !

P.D2: ¿No os han hecho sentir inferiores ciertas conversaciones sobre temas de actualidad de los que ni os habíais percatado?

Foto prestada de: es.wikipedia.org/Caracas (Caracas) ; arqred.mx (T4) 

lunes, 18 de octubre de 2010

Disfrutando de las vistas.

                                 Preciosa Madrid (C/Alcalá)

 La vida tiende a enseñarte lecciones, continuamente, conforme respiras y vives. Andas, corres, gateas, ruedas, besas, comes, bebes, vuelves a andar, vuelves a correr, continuas gateando. Te apresuras. Sigues repitiendo todo lo anterior y te esfuerzas en hacerlo cada vez más rápido. Adquieres experiencia y te encargas de progresar, mejorar. El problema es que te enseñan que el progreso, que la mejora es hacer todo lo que tengas que hacer cada vez más con más velocidad. Que el progreso es ahorrar pasos, saber adelantar al contrario sin tropezar. Nadie te enseña, nadie te muestra lo bonito que es el hecho de, una vez conseguido algo, mirar hacia detrás para admirarlo. Disfrutar de cada paso que costó el conseguirlo. Regocijarnos en el hecho de que, por lo menos, hemos tenido la oportunidad de dar ese paso. Gustarnos en la adversidad. Retándonos en lo conseguido y disfrutado. No conformarnos. Y a la vez conformarnos y saber admirar y apreciar. Nunca olvidar que, aunque debamos seguir hacia delante, nunca dejamos de caminar.
Dejaros llevar de vez en cuando y mirad a vuestro alrededor.
Disfrutad de lo efímero de esta vida y olvidad lo material. 
Total, nuestro dinero no llorará en el entierro.

Hoy me encuentro optimista. Disculpen si no actualicé durante el fin de semana, pero sinceramente, necesitaba un cansancio además de tiempo de estudio para mí sólo. Hoy es mi primer día en el trabajo, la universidad sigue su curso y mis compañeros de piso están amabilísimos. Es uno de esos días en los que el sol incluso parece brillar más. Y lo mejor del astro rey es, que cuando te ilumina, te hace ver las cosas con más claridad. Está es mi gran oportunidad y mi gran paso. Y quiero darlo sólo. Me encantaría mudarme, vivir de mi sueldo, sin tener que hacer favor a nadie. Ahora parece que le debo la vida al dueño del piso en el que me alojo. Su sonrisa no es más que una mueca fingida, una torcedura de faz que únicamente aguarda los billetes que consiga el sudor de mi frente. Lo mejor es que el (me guardaré el apelativo) muy ha dejado de trabajar y se va a dedicar a vivir de nosotros, de los 3 restantes. Me he propuesto ahorrar e irme de aquí en cuanto pueda. En cuanto tenga la mensualidad para un piso, volaré. De momento le salvaré el pellejo este mes. Me acogió y se portó medianamente bien, así que...

En fin, lo que importa, el trabajo. Tampoco es demasiado, estaré sin contrato ni seguridad social (ya lo esperaba, teniendo en cuenta el tipo de negocio y mi condición de inmigrante) pero el dinero está bien (500€) y el turno me viene genial (de 01:00-06:00 am), teniendo en cuenta que acudo a la universidad en horario de tarde. Además de que está a unos 3 minutos andando desde aquí. Me costará acostumbrarme al turno de mañana, pero en fin, yo mismo me puse en este juego y nadie me dijo que fuera a ser fácil.

Es tanta la diferencia de mi estado de ánimo de cuando llegué a ahora que no quiero romperlo de tanto hablar de ello. Por tanto, mis siguientes entradas (a no ser que me ocurra algo reseñable) comenzarán con lo que dije: con aquellas novedades más destacadas con las que me he encontrado a lo largo de mis periplos por Madrid. 
Que todo se os de bien, cuidaros.

P.D.: Sé que suele asociarse (y tampoco es algo equivocado) sudamericano a reggaeton o canciones folclóricas/freaks según he podido escuchar de compañeros. Sin embargo, yo siempre he odiado esa música. Un compañero me está empezando a enseñar algunos grupos, principalmente rock, así que subiré algunas canciones para compartirlas con ustedes. ¡Y además me ha regalado un mp3! Bueno regalado... se lo tendré que pagar con el primer sueldo... pero nadie dijo que fuera a ser fácil, ¿verdad?

 Foto prestada de:
http://www.google.es/imgres?imgurl=http://blog.destinia.com/wp-content/uploads/2010/09/gran-via-de-madrid-de-noche-by-Antonio-Garc%C3%ADa.jpg-on-wikipedia.jpg&imgrefurl=http://blog.destinia.com/madrid_no_dormir&usg=__19Hql6DHkasCenpY9wo1jGbzfB8=&h=1704&w=2272&sz=1454&hl=es&start=0&zoom=1&tbnid=AGoqmwXn5FrKTM:&tbnh=128&tbnw=219&prev=/images%3Fq%3DGran%2BV%25C3%25ADa%2Bmadrid%2Bnoche%26um%3D1%26hl%3Des%26biw%3D1024%26bih%3D402%26tbs%3Disch:1&um=1&itbs=1&iact=hc&vpx=156&vpy=66&dur=645&hovh=164&hovw=219&tx=98&ty=89&ei=I7q8TLb1GoiLswbfu-W2DQ&oei=I7q8TLb1GoiLswbfu-W2DQ&esq=1&page=1&ndsp=9&ved=1t:429,r:0,s:0

viernes, 15 de octubre de 2010

Amasando mi futuro

Me habría gustado poder publicar ayer, pero al final me fue imposible. Incluso lo fue acudir a la universidad. Madrid es una ciudad encantadora, hasta que te toca ir de un lugar para otro, encajando tus horarios con el del metro y los autobuses (pues nunca es al revés, aunque los mensajes esperanzadores de las marquesinas se empeñen en convencernos de que los trenes del suburbano vuelan).

Desde el ultimátum de mi compañero de piso,pasé las fases típicas que se manifiestan ante un problema. Desesperanza la primera, resignación la segunda y recuperación de la esperanza en tercer lugar, aunque esta es en realidad una prolongación de la segunda. Así que después de darle vueltas y más vueltas, de consultarlo con la almohada como dicen por aquí, decidí que había que sobreponerse a todo esto y tirar para adelante. No había llegado tan lejos para ponerme a llorar. Además, si hubiera decidido volverme, no tendría otro medio que no fuera nadando. En fin, madrugué, apañé un currículum como pude (y con lo que pude) y comenzó la odisea. En realidad, no me considero mal preparado. Tengo ciertas nociones de inglés que me permiten hablar con cualquiera y llegar a entenderme. Tomé clases de informática en la capital, a pesar de lo precario, que me sirvieron para utilizar procesadores de texto con soltura. Añadido a esto, también partipé del negocio familiar (agricultura y cierto comercio) mientras acababa el bachillerato que se dice por aquí. En definitiva, creo que tengo la preparación del joven medio español (aunque hace poco leí algo de los que denominan ''generación ni-ni'', a los que me referiré en alguna otra entrada).

Así pues, con unas 30 copias, me eché a la calle, dispuesto a comerme Madrid. Ingenuo de mí. Mis compañeros me dijeron que fuera a grandes zonas de comercio. Una cercana era la Calle Preciados, con centros como El Corte Inglés y Fnac, así como tiendas de ropa casual (Zara, o algo así).
                                         "Pequeña" y "oscura" Preciados en Navidad.
Tal y como os he comentado hasta hoy, los gestos racistas por mi condición venezolana no se habían hecho excesivamente tangibles. En realidad, quitando el caso del metro, me sentía igual que un joven español, al que la gente temía pues de igual manera que se teme a cualquier joven. ¡Cuánta razón llevaban mis compañeros cuando decía que aún no había visto nada! En mi búsqueda de trabajo se dieron las siguientes variables. Dado que los casos son muy semejantes y numerosos, analizaré los más comunes:

1º- No eres tú, soy yo: Esta frase, tan típica en los noviazgos (muy original, se oye a cada momento en el autobús), designa la variable más común. Consistía en lo siguiente:
Yo: ''Disculpe, ¿podría dejar mi currículum?''
Dependient@: ''Un segundito que hable con el encargado''
(Tras varios minutos de incertidumbre, se acercaba el/la dependient@ con gesto de resignación, mientras el encargado se quedaba con los brazos cruzados y el gesto orgulloso)
Dependient@: ''Mira, no es por tí, no te sientas ofendido. No es que seamos racistas, entiéndelo. Pero es que, de verdad, es que hemos tenido malas experiencias con extranjeros. Así que de momento no tenemos trabajo para tí. Pero es política interna, y además, la situación laboral es compleja. Lo siento''

2º- Trabajos para ¿ella?: en realidad, tiene dos variables. Primera, la de que en realidad únicamente se acepten chicas y la segunda, la variable racista. Se dió en mi día de búsqueda en un porcentaje de un 75% y 25% respectivamente. La variable racista es aquella en la que a un chico extranjero no le cogen el currículum y a uno español sí. ¿Pero no era para chicas? No entraré en cuestiones de feminidad, en fin.

3º- De cuajo: la más honesta y la más agradecida, aunque en realidad no es la más agradable. Símplemente te rechazan por tu condición de extranjero y punto. Por lo menos no te dejan con la incertidumbre ni te embelesan con eufemismos. Se limitan a arrancarte la honra y la esperanza. Y oye, que no te hagan esperar tras 9 horas recorriéndote Madrid es algo que se agradece.

Desesperanzado tras 12 horas echando currículums, desesperanzando tras 12 horas de medias sonrisas y verdades a medias allá donde iba (hasta pregunté en el hospital que comentaba Endrina, gracias por la info., pero me dijeron que no cogían a nadie más), decidí que un dulce no le amarga a nadie, así que recalé en la pastelería de mi barrio. Este negocio es un pequeño local familiar, la típica panadería castellana. Me produjo curiosidad el hecho de que se buscara personal, así que aparte del pastel, pregunté por el trabajo. El tipo, español de mediana edad, mostró un gesto reacio y se refugió en la trastienda. A pesar de que me habían tentado con esa 1ª variable durante todo el día, me quedé a escuchar la que sería la última del día. Su mujer y él tuvieron una conversación semejante a la siguiente:
Hombre: ''Pero si es que es sudaca, ¿cómo vamos a meterle aquí? Mira que llevamos años como para tirarlo todo por la borda...''
Mujer: ''Dime que pasó con el último español que contratamos. Vamos cuesta abajo y sin frenos, necesitamos cubrir ese puesto ya o te digo que quebramos...''
Hombre: ''Vale, pero como no rinda a la primera, le echo''

Así que mañana (en realidad hoy) iré a verle para detallar horarios y demás. Me esperanzó bastante la opinión de la panadera, una mujer de raíces puramente españolas que tuviera esa apertura de miras. Tal y como os decía el otro día, también queda por aquí gente de corazón cálido.

Por lo pronto, lo daré todo en este trabajo. En realidad, de él depende mi estancia en este país, mis estudios, todo lo que es mi vida ahora. No voy a rendirme tan pronto. No voy a rendirme.
Espero que algún día me cuenten sus andanzas de manera despreocupada, totalmente integrados. Yo ya estoy empezando. Os deseo toda la suerte del mundo. Y recordad, incluso la última opción, aunque descabellada, sigue siendo válida.
                                     Futuro trabajo, aunque espero que remasterizado.
P.D.: Siento que mis entradas se centran demasiado en lo emocional, así que haré una serie de ellas que consistan en los avances que voy observando día a día respecto al lugar de donde provengo.

Foto prestada: Preciados -> http://www.fotomadrid.com/fotos/dsc_8235.jpg Horno de pan>http://es.museodiromaintrastevere.it

miércoles, 13 de octubre de 2010

De lobos con piel de cordero...

Y es que ahora es cuando uno quizá reniegue de todas sus raíces, o al menos de una parte. Aún así, estas no son más que vínculos que no elegimos, si no que nos fueron dados, por lo que no pueden ser tomados demasiado en serio ni tampoco muy a la ligera. Símplemente deben ser tomados como lo que son: como algo innato. El orgullo, o la negación, llegará después, según nuestra experiencia vital, según lo que nos vaya ocurriendo.
                                      El orgullo, lastre vital si se magnifica.
Ayer hablaba del Día de la Hispanidad, con cierto tono crítico hacia la sociedad española, que no es otra forma que la simbolización del gato panza arriba. Que ningún español se tome a mal mi pataleo de ayer. No pretendo caer en el insulto fácil, si no manifestar una realidad. Es más, estoy casi seguro de que se da, sea cual sea el color de la piel, en todas las culturas, en las que se ve la entrada del inmigrante como una vulneración de las buenas costumbres.

En definitiva, ahora me arrepiento de ese tono crítico hacia los españoles. Acabo de darme cuenta que la culpa de todo esto no la tiene la persona en sí, ni siquiera su cultura. La tiene el dinero.

Os comentaba en la entrada de ayer que cuando mi compañero de piso, y dueño del mismo, contactaba conmigo en Venezuela, me describía Madrid como un harén. Como una bolsa de dinero. Como la diversión constante. Obviamente, una vez que llegué los sueños, como el aire caliente, subieron hasta arriba hasta hacerse invisibles y su hueco fue ocupado por las corrientes frías de la realidad. El dúplex se convirtió en un piso demasiado pequeño para tantas personas. El harén en una vecina que ocasionalmente se dejaba ver en ropa interior. Y ahora llega lo mejor. Yo era la bolsa de dinero. Esta mañana he desayunado a solas con el dueño del piso y al que yo tenía por gran amigo. La conversación rondaba los temas de siempre: estudios, trabajo, la agonía en la que estábamos viviendo... hasta que de pronto, y con gesto amenazante, me dijo que no se imaginaba que yo podía causar tal gasto económico y que si lo llega a saber, no me habría acogido. He suavizado un tanto el vocabulario para que sea lo menos traumático posible, pero no me ha quedado otra cosa que ponerme a sollozar como un estúpido.

Primero, me prometió un sueño y un sitio al lado de su trono. Segundo, me decepcionó con todo esto, con la realidad de nuestra situación. Y ahora me dice que soy un gasto y que si lo llega a saber, ¿me habría dejado allí? Por lo pronto, se acabaron mis 300 euros. Y si no encuentro un trabajo en cosa de una semana, me deja en la calle...

Quizá esté exagerando todo esto. Es más, pensándolo fríamente, tiene razón. Lo que hago únicamente por el momento es generar gasto. Buscar un trabajo será además una forma de madurar e integrarme más en todo este juego. 
Sin embargo, no dejo de pensar que todos son lobos con piel de cordero. Pero en esta ocasión, los lobos no buscan cazar a un cordero, si no al prójimo y obtener aquello que le pertenecía.
¿Ustedes son también lobos con piel de cordero? Empiezo a pensar que es una manera más de integrarse.

martes, 12 de octubre de 2010

Día de la Hispanidad

¿Qué tal se encuentran?
Hoy es el día de la fiesta nacional, y por tanto, día festivo. Parece que lo conmemorado es el descubrimiento de América por parte de Cristobal Colón, allá por la misma fecha en 1492. En realidad, es mi día del bautismo en la hispanidad. Es muy complejo sentirse español cuando has pasado toda tu vida en un país lejano, en el que lo que escuchas de España es semejante a como se describiría el Paraíso a los primeros cristianos. El hogar del fútbol, de las oportunidades, del trabajo. Recuerdo cuando el amigo con el que resido actualmente, aquel que me recibió, me llamaba hasta Venezuela y me relataba todo esto. Apenas hará un año, no me hago a la idea de como la situación ha podido cambiar tan drásticamente. Es más, a poco de llegar hubo una huelga general. La bienvenida en los periódicos fue semejante a un ''prohibido pasar''. Parece que la situación española se estaba derrumbando, o eso, o que mi querido compañero de piso se limitó a mentirme. Independientemente de eso, me gustaría referirme en esta entrada únicamente al día de la Hispanidad y a lo que representa, de momento, para mí.
    Día de la Hispanidad en 2008. Irónicamente, este año mi país ha "plantado" a España

Hablaba más arriba de la complejidad de sentirse español, parte de este todo que supone la cultura española, ni siquiera hablo de la europea, a la que se encuentra fuertemente vinculada por la pertenencia a la UE. Y esta complejidad reside también en la frialdad y la desconfianza que existe hacia aquellos que venimos de fuera. Si bien el otro día relataba el suceso de que la gente se aferra a su equipaje de mano cuando alguien se acerca, ayer me pasó algo muchísimo más curioso. El domingo, viajando en el metro a casa después de haber tomado algo con mis compañeros de piso, el vagón tenía ocupados todos sus asientos. Una pareja de hombres mayores, españoles, se encontraban sentados uno enfrente del otro. Al lado de la mujer había un joven español, de mi misma edad. La mujer hablaba de manera distendida con el marido, apenas prestando atención a su bolso. Al llegar la siguiente parada, el joven se bajó y aproveché para sentarme al lado de la señora. Como si un sónar me hubiera detectado desde el cerebro de aquella mujer, se aferró a su bolso, aguantó la respiración y lanzó una mirada de puro terror a su marido. Este, con gesto orgulloso, se levantó de su sitio y se lo cambió a la que supongo sería su esposa. Durante TODO el viaje, unos ojos penetraron mis sienes. 
Y es así como me hicieron sentir como si fuera un delincuente. ¿Por qué con el joven español no ocurrió nada? ¿Qué está podrido en este sistema?
Porque yo sólo he venido aquí a estudiar, luego me marcho y más si causo tanta molestia.


No entiendo por qué el otro día a un grupo de gente se les cayó unos papeles y nadie se paró a ayudarles. Incluso una madre agarró el brazo de su hijo fuertemente para evitar que este ayudara. ''Cuidado'' le dijo, ''a ver si te van a raptar''.


Recuerdo que en mi pueblito, cuando veías a alguien acarrear mucho peso, o en problemas, o le faltaba sustento, le invitabas a pasar a tu casa, a tomar un café o algo de la comida de aquel día.
Se supone que hace siglos, aquellos que llegaron a nuestras inhóspitas -por aquel entonces- tierras eran los civilizados, y nosotros, los indios. Pero, sinceramente, ahora no estoy tan seguro.


Cuéntenme, ¿qué tal llevan su Hispanidad?

viernes, 8 de octubre de 2010

Found and lost

                                            Y bien, este es mi nuevo barrio.

Ya he podido recuperarme del jet lag, por suerte. He estado descansando y reconociendo un poco Madrid. El piso en el que resido no está nada mal, pero me cuesta dormir. Hay demasiado ruido fuera, demasiada velocidad, demasiada gente. Mis compañeros dicen que es normal, que todo es acostumbrarse (todos son inmigrantes que aterrizaron, tarde o temprano, por aquí) pero por lo pronto se me hace terrible.

El ritmo de esta ciudad está basado en demasiados. Todo tiene que ser a lo grande. Mucha multitud. Muchos atascos. Mucho ruido y velocidad, como decía. Si no corres, el autobús se va. Si te quedas quieto, limitándote a observar, alguien (aunque con un perdón por delante) te quitará de en medio y te reactivará, haciéndote alcanzar de nuevo el ritmo general. No hay lugar a la contemplación. No hay lugar a la conversación ni a la mirada. El contacto físico se basa en hacerse sitio para evitarlo. Todo es frío. Y en cierto modo, se me antoja deprimente. Sin embargo, como toda novedad, de momento me resulta curioso. Aún no he notado demasiado racismo, aunque mis compañeros de piso insisten en que la sociedad es demasiado agresiva para con nosotros. No sé, de momento tanto españoles como inmigrantes me apartan la mirada, desconfían de mí y agarran fuértemente sus bolsas o bolsos cuando paso cerca de ellos. Debo conseguirme un aparatito de estos musicales. Así por lo menos no me preocupará tanto que ellos me ignoren y podré centrarme en ignorarlos a ellos. Creo que en eso consiste la vida en la ciudad: en la ignorancia mutua y la privacidad compartida. Tal y como escuché un día en una conversación, y dejo esta pregunta aquí: ''¿no pensáis que si lanzáramos al azar una sonrisa a alguien al azar o le abrazáramos, le haríamos el día feliz?'' y es que, tras toda esta máscara de progreso, lo único que veo es una falta de cercanía total.
Saludos !

lunes, 4 de octubre de 2010

Volando alto

Saludos a todos!
En primer lugar, me presento (si el jet lag me lo permite). Mi nombre es Miquel, tengo 18 años y, aunque ahora resido en Madrid, he vivido toda mi vida en un pueblecito de Venezuela, Bojó. Mi familia se dedicaba principalmente a la ganadería y al comercio con los pocos excedentes logrados, lo cual nos ha permitido, aunque fuera, subsistir. Gracias a un programa de mi país, y a los ahorros de toda una vida, mis padres pudieron procurarme un billete de avión junto con una plaza en la Universidad Complutense de Madrid. En verdad, aún no me lo creo. No sé, es demasiado extraño pasar de estudiar con libros desvencijados, prestados, con el olor del ganado aún inundando tu nariz, a una de las mejores facultades del mundo ! Espero que todas las esperanzas que han depositado en mí no se queden en eso, esperanzas.

                                  Aldea semejante a Bojó, Venezuela.

He logrado contactar con un viejo amigo de la familia, gracias al que ahora mismo estoy escribiendo esto y podré descansar ese viaje transoceánico tan agotador -.-... suerte que no tengo miedo a las alturas o no me he percatado de ello.

De lo poco que he visto de Madrid, la verdad, resulta fascinante. La Terminal 4, lo grandioso de los aviones, el vaivén de la gente... aunque es curioso que nadie mire a nadie, que nadie hable con nadie, que nadie se salude... el tránsito es maravilloso.

Y de ahí el título de mi blog. Espero que este sea un manual para los próximos que acudan a una tierra, que si bien no hostil, resulta intimidante para sus nuevos huéspedes.

Bueno, voy a dormir un poco, que las jaquecas me matan. Les iré narrando mis próximas experiencias por aquí. ¡ No dejen de leerme ! ¿Alguna vez se han sentido igual de extraños a la vez que maravillados?