miércoles, 27 de octubre de 2010

¿Cuántas palabras para una imagen?: Parte 3, niños.

Hoy es el turno de los que se suelen denominar por aquí "los más pequeños de la casa". En este caso, los más pequeños, porque aún no han encontrado una casa o simplemente un lugar en el que establecerse. La migración infantil se encuentra en un peligroso auge en los últimos años, especialmente en latinoamérica.


En la imagen vemos a tres niños: uno descansando y otros dos comiendo algo. Se encuentran junto a las vías del tren, incluso sentados sobre ellas. Aquel que yace lo hace sobre unos cartones.

Se nota que se encuentran en puro tránsito. A pesar de ser niños, sus miradas miran hacia delante. No miran atrás ni se apoyan en nadie. Su vigor es lo que les impulsa a continuar.
Sus ropas son humildes, su comida insuficiente. Su valor incalculable.
¿Qué son las vías del tren si no las vías que nos guiarán a algo mejor? No es que no vean el peligro de estar en esas vías y quizá ser atropellados. Es que es el menor de sus problemas ahora mismo. Aún así, no se achantan. En ninguno de los rostros se puede apreciar gesto de temor, trascendental... solamente miran el camino que deben seguir para llegar. ¿Dónde? Eso aún no es posible saberlo. ¿Será mejor? Quién sabe. Pero mientras puedan andar, mientras quede la esperanza, mientras mirar hacia delante sea posible, habrá que continuar.
Que no se me malinterprete. No digo que hagan el camino partiendo de la felicidad. Digo que la inocencia de estos chicos son sus pies. La esperanza su camino. Y mejor será no mirar atrás para averiguar lo que les llevó allí. Por eso piensan en presente y futuro, porque lo que se intenta evitar, evitado queda.

¿Desde cuándo la madurez depende de los días que se haya visto pasar? ¿De los conocimientos adquiridos? Lo que nos hace madurar es aquello que no nos ha matado y nos ha hecho más fuertes. Aunque quizá no hayan leído un libro en su vida, podrían darnos clases durante toda una eternidad. Y es que, cuando estos niños sean conscientes de lo que han pasado, deberían sentirse orgullosos. No dejaron nada atrás. Siempre miraron hacia delante para forjarse unos sueños. Quizá no disfrutaron de una infancia. Pero, ¿qué es la infancia si no una burbuja en la cuál no se es consciente de lo que te rodea?

En la imagen, se ven niños. Pero yo seguiré viendo adultos

Foto prestada de: http://www.infanciahoy.com/imgnoticias/infanciahoy.com_5602_tapa_1462010_13722.JPG

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