viernes, 22 de octubre de 2010

Entendiendo el Estado de Bienestar: De la Sociedad de la Información (Parte 2)

(Viene de la parte uno)
Gracias a la expansión y a lo fácil de su acceso, los medios de comunicación, la forma de llegar a la información más reciente no es algo al alcance de unos pocos. Se ha socializado. Internet no es algo ajeno, los móviles de última generación se han hecho una constante (no es mi caso, ni siquiera tengo uno en blanco y negro -.- ). Toda familia española tiene una televisión. Lo que tomamos por informarnos no es otra cosa que entrar en ese gran entramado social. Y si fuera algo objetivo, algo no manejado por nadie; es decir, una cámara que simplemente enfocara la imagen o un robot que la narrara, no vería ningún problema en ello. La curiosidad es una condición humana innegable. Sin embargo, esas imágenes están enfocadas por alguien, y los guiones, así como las noticias, son escritos por "alguien". Y ese "alguien" va a determinar lo que queremos ver y lo que no-queremos ver. Pero, ¿de acuerdo a qué criterios lo hará? Ahora mismo se me ocurre uno muy sencillo:

Y€$, habéis acertado. El dinero.
Puede dar la impresión de que este artículo ha llevado investigación. Nada más alejado de la realidad. En efecto, hechos como el caso Clinton han necesitado de investigación, pero lo demás es experiencia diaria. Lo que me pregunto es por que nadie se da cuenta de esta manipulación cuando es algo tan tangible y constante. Es decir, por poner un ejemplo inventado:

-Imaginaros un artículo estúpido y pasado de moda que tenéis tirado en un trastero o una caja olvidada, de estas que incluso cogen humedades. Pues bien, es algo que hace tiempo comprásteis pero no le disteis uso, o simplemente, os cansásteis de él. Por ejemplo, unos pantalones ajustados de cuero del color más detestado. Pasa el tiempo y lo olvidáis, de tal forma que lo sustituís por otros. Llega un momento en el que resulta que la celebridad del momento lleva unos pantalones idénticos a una entrega de premios. Una celebridad en horas bajas que presenta un programa, también los lleva. La gente por la calle. La tele te dice que hay un boom con esos pantalones, que no quedan en ningún sitio. La chica o el chico que te gusta los lleva. Decides ir al centro comercial y hacerte con unos. Cuando llegas a casa, abres la caja mohosa o el trastero buscando unas fotos de cuando eras niño, y te encuentras esos pantalones. Y son idénticos.

¿Ha cambiado algo desde esos primeros pantalones que compraste a esos segundos? Sí, el bombardeo de información. Pues extrapolemos esto a todos los ámbitos. Político, económico, emocional... ¿cuántas frases supuestamente humorísticas -ciertamente soeces- se repiten porque las ha dicho el humorista del momento o el tertuliano de turno? ¿Cuántos líderes políticos son votados por su carisma en mítines televisados y no por sus capacidades reales para gobernar?

En definitiva, para los que seáis nuevos por aquí que aún estáis a tiempo: sed reacios al bombardeo de información. Aunque sea complicado. Aunque en ocasiones os sintáis inútiles en una conversación sobre la actualidad. Informaros vosotros mismos, contrastad varios medios. Pero con calma. Seleccionad noticias. Y lo más importantes: no os distraigáis por el titular del momento. Desde que he venido, hay una noticia semanal que ocupa todas las portadas. Y, sin embargo, ¿qué pasa con la situación interna de España? ¿Con todos los parados? ¿Han dejado de existir? Pues no. No os dejéis llevar por el humo de la actualidad. Quedaros con el poso de lo que de verdad importa.

                                           ESTO es noticia.

Y bien, ¿qué pensáis acerca de este tema? ¿Os ha gustado el artículo?

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